La salida de productos gaseosos, líquidos y sólidos lanzados por las explosiones constituye los paroxismos o erupciones del volcán. Los volcanes se pueden clasificar de diferentes maneras. Con respecto a la frecuencia de su actividad eruptiva los volcanes pueden ser:
VOLCANES ACTIVOS:
Son aquellos que pueden entrar en actividad eruptiva. La mayoría de los volcanes ocasionalmente entran en actividad y permanecen en reposo la mayor parte del tiempo. Solamente unos pocos están en erupción continua. El período de actividad eruptiva puede durar desde una hora hasta varios años. Por ejemplo: volcán de Pacaya o Irazu
VOLCANES DURMIENTES:
Los volcanes durmientes son aquellos que mantienen ciertos signos de actividad como lo son las aguas termales y han entrado en actividad esporádicamente. Dentro de esta categoría suelen incluirse las fumarolas y los volcanes con largos períodos de inactividad entre erupción. Un volcán se considera durmiente si hace siglos no ha hecho una erupción.
VOLCANES EXTINTOS:
Los volcanes extintos son aquellos cuya última erupción fue en los últimos 25 000 años, aunque pueden despertar y liberar una erupción más fuerte que la erupción de un volcán que está despierto.
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